Experiencia vivida en la Universidad de Harvard contada por Dinorys Güilamo Pillier y Reyna Cornielle Guichardo

¡Sonaría cliché decir que nuestra experiencia fue productiva en lo académico cómo y personal, pero así lo fue! No es lo mismo que te cuenten la experiencia a que tomes la osadía de arriesgarte y vivirla, y para vivirla tuvimos que salir de los prejuicios con los que nuestra mente jugaba día a día.

Como seres humanos perfectamente imperfectos tenemos muchas cosas erróneas las cuales no permiten que nos desarrollemos como quisiéramos, pero ahí fue cuando entró el verdadero reto; poner en armonía todas esas cosas que nos limitaban. Éramos las primeras estudiantes en ir y abrir el proyecto, aparte de que todos esperaban un trabajo de calidad, nos desarrollamos en un ambiente donde no se hablaba nuestra lengua madre, razón para sentirnos inseguros a la hora de hablar.

 Entre una diversidad de cultura de 90 países no cualquier argumento es válido, agrada o sorprende. Para nuestra sorpresa Dios nos suplía de mil formas diferente, primero nos demostró que teníamos una gran familia en nuestro Decanato de Ciencias Económicas y Empresariales, especialmente la Escuela de Negocios Internacionales, la Vicerrectoría Académica e incluso todas las personas de servicios que están detrás y no salen a la luz (Gracias a todos ustedes que saben quiénes son).

Dios nos suplía con gracia y al llegar mostramos la humildad de aprender, donde las naciones hermanas sentían curiosidad por conocer a las chicas de RD y cada minuto nos encontrábamos hablando con personas de diferentes lugares; eso permitió que a la hora de trabajar nuestra lengua fluyera y nuestra mente estuviera abierta sin dejar atrás la posición de República Dominica como nación.

Aprendimos a construir argumentos capaces de llegar a cualquier país. Dios nos dio un regalo extra y fuimos invitadas a NY en Times Square por el embajador Frank Cortorreal (representante del país frente a las Naciones Unidas) a nuestro Consulado Dominicano para ser partícipes del premio al ciudadano donde el cónsul Eduardo Selman nos dio la bienvenida.

Sin duda alguna, Dios se manifestaba en cada momento como protagonista principal. Esperamos seguir desarrollando este proyecto y seguir posicionando a nuestra UNAPEC. Aquí queda desarrollado el peso de las primeras oraciones que al principio sonaban cliché.

UNAPEC, Harvard, República Dominicana, Representación